UN AÑO QUE COMIENZA

No hay duda que la década pasada fue para mí de mucho progreso espiritual, pero también de muchos desaciertos y retrocesos. Durante nuestra última estancia en el hospital en el 2011, pude iniciar, trastabillando, un nuevo comienzo, un nuevo camino, un camino que no cambiaría por nada del mundo, de hecho, no cambiaría nada de lo que ha pasado en mi vida, por más doloroso y triste que haya sido.

Descubir el libro de Carlo Carretto, “Más allá de las Cosas”  en el 2011, fue un salto cuántico y un acontecimiento que cambiaría muchas cosas en mí. Foucauld -maestro de Carretto- me movió a una nueva etapa en mi vida espiritual: un Jesús Vivo que se hace presente en el dolor y se hace aún más real en el sufrimiento, que ríe y festeja conmigo cuando estoy en plena alegría, pero también llora conmigo cuando lloro y me consuela cuando sufro (Jn 11:33 y 35). Que Dios no es el autor de mis problemas y mis males, de mis enfermedades y mis miserias, que muchas de ellas las causo yo mismo y otras vienen con la vida misma. 

Foucauld me enseñó que la búsqueda por imitar a Cristo es una buena intención humana, pero es mejor dejar que Cristo viva y se muestre a través de mí porque dentro de mí está su Rostro, el Rostro del Padre que siempre me ha habitado, pues soy imagen y semejanza de Él. 

Aprendí que Dios me ama tal cual soy, con mis virtudes y mis defectos, que no espera que sea perfecto, ni siquiera distinto a lo que soy, que su amor hacia mí no tiene condiciones, que él me ama y me amará tal cual soy, que yo no puedo ofenderlo, pues si se ofendiera por mis errores, defectos de carácter y pecados, Dios sería como yo… un hombre y no Dios.

Algo fundamental ha sido hacer el viaje a mi interior , un viaje sin fin, sin final, descubriendo y redescubriendo la vida cada mañana y viviendo el Ahora… es aquí cuando llega Ignacio de Loyola y me guía y me enseña a caminar al progreso espiritual, pues hay muchos caminos para llegar a Roma, pero yo escogí uno: el de Ignacio de Loyola.

Comprendí que el Reino de los Cielos se basa en el desapego, en dejar de aferrarme a personas y cosas, a propiedades privadas que no son  más que inventos del egoísmo humano, que las fronteras no existen y que la Cultura y Patria son conceptos que nos separan, inventados por los políticos y por el poder económico para la manipulación de las mentes y las masas ¿Cuántos jóvenes han muerto inútilmente en guerras inútiles, en nombre de la patria? Jesús no nos enseñó eso.

Así pues que aquí me encuentro, caminando, despertando, conociéndome cada día más y viviendo una vida en la presencia de Jesús, a quien le entregó hoy todo lo que soy y todo lo que tengo y con él, me preparo para vivir una aventura nueva este 2022, porque el hace nuevas todas las cosas (Ap 21:5).

«(…) y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí. Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a la muerte por mí» 

Gálatas 2:20

*foto de portada: Carlos de Foucauld

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