SI EL GRANO DE TRIGO NO CAE A TIERRA Y MUERE…

“En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo; pero si muere, produce mucho fruto”

Juan 12:24

Un día como este, un viernes cualquiera, cayó un grano de trigo al suelo, clavado en una cruz. La vida, el sostén de la vida y de todo lo que existe, vio a su Hijo enfrentar la muerte. En medio de sufrimientos crueles, abandonado en medio del pecado que cargó, rodeado de burlas y ofensas, Jesús cerró los ojos para darnos vida.

¿Murió Jesús en vano? Pues esa respuesta es personal, es una experiencia individual. No es una respuesta académica que pueda darse teóricamente: «no murió en vano porque cambió al mundo». Si quien dice esas palabras no ha sido transformado por Jesús, la respuesta para su vida es que Jesús sí murió en vano.

¿Qué respuesta individual daremos el Viernes Santo a Jesús? ¿Cuáles son las evidencias que ha dejado en nuestras vidas ese grano de trigo que se sembró hace 2020 años? ¿Quién gobierna nuestro diario vivir, nuestras razones para hacer las cosas a nuestra manera o a la manera del amor de Dios?

El cielo se oscureció, la tierra tembló, la cortina del templo se partió en dos, los guardias al pie de la cruz creyeron…

¿Y nuestra voluntad se doblegó ante él?

Dispongamos el terreno de nuestro corazón para que Jesús de fruto. La evidencia será sencilla: lo amaremos más que a todo lo que poseemos y a los que nos rodean, los amaremos como a nosotros mismos.

Una colaboración de un Amigo de EL Amigo Universal

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