REFLEXIONES PROFUNDAS DE UN SACERDOTE DURANTE LA PANDEMIA

En estos momentos de fragilidad del mundo, ante la pandemia del Coronavirus. Me detengo a reflexionar en lo frágil, lo pequeño, lo necesitado, lo débil que soy; y ante mí, veo que todos tenemos eso mismo en común.

Y si así somos todos, ¿por qué hemos perdido la humanidad, la solidaridad, la fraternidad, la empatía? Yo, personalmente, he perdido mucho, y pienso que es momento de recuperarlo, de retomar lo que he dejado en el olvido. Hoy veo en la distancia de lo que dejé atrás, lo que dejé escapar de mí, lo que tanto me ha costado recuperar. Por eso, me decido en estos momentos, a retomar lo que es mío, mi humanidad extraviada, para ser más hermano, para ser más cercano y solidario con todos sin distinción. Hoy me decido, con la Fuerza de Dios que acompaña mi corazón, a recuperar lo que dejé atrás y entregarlo sin medida y sin condiciones a quien lo necesite. Quiero ser imagen de quien me llamó un día a entregar mi vida.

Si me tocara partir pronto, quiero hacerlo en paz, en armonía, sabiéndome reconciliado con Dios, con los otros y conmigo mismo. Quiero irme en paz, sin llevarme rencores, ni odios, ni resentimientos, libre de las ataduras de este mundo, libre para volar y partir al encuentro de Quien me dio la vida, la que muchas veces he descuidado y no he sabido entregar con amor.

Pido perdón a la vida por mis descuidos, pido perdón a quienes más amé, porque involuntariamente los he dañado y lastimado, y a quienes me faltó dar amor, también les pido perdón por no haberlo entregado. Soy lo que soy, un ser que se va haciendo y reconstruyendo constantemente. Gracias a cada uno por el amor que me han dado, porque su amor me hizo vivir más confiado.

Carlos Manuel Álvarez, S.J

El padre Carlos Manuel Alvarez, escribió estas reflexiones mientras permanecía en aislamiento forzado, en un centro de confinamiento (cuarentena), por el virus COVID-19 o CORONAVIRUS

*ilustración: «La Habitación», Van Gogh 

1 comentario en “REFLEXIONES PROFUNDAS DE UN SACERDOTE DURANTE LA PANDEMIA”

  1. amigouniversal

    Me recuerda mucho los Ejercicios Espirituales Ignacianos (o de silencio) que hemos realizado por varios años bajo su guía. Abrir el corazón de par en par es sanador. No es fácil hablar a los demás quitando de en medio la palabra «nosotros» y poder referirme a mis debilidades en primera persona, desde el «Yo». Eso es auténtica humildad.

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