¡Qué hermosa eres, amor mío, qué hermosa eres!

La monogamia de las palomas usada por los escritores como símbolo de la fidelidad. La imagen de base, sin embargo, es la de dosaves que se mueven juntas en el cielo, describiendo así la mirada de la mujer amada cuando se desplazaba de un lugar a otro. La fidelidad añadía a la expresión un acento que podría interpretarse como: «sólo tienes ojos para mi». — En la lírica hebrea, repetir una frase era asegurar algo como totalmente cierto: «sin lugar a duda, eres hermosa, amor mío…»; añadiendo, con asombro: «y esa mirada que tienes, existe solo para mi». Fray Luis de León añade que el poeta también podría insinuar la pureza de su amada, pues los ojos son espejo de nuestra alma. — Y nuestra mirada, ¿qué amor persigue con insistencia? ¿Al Dios que decimos amar o las tentaciones que a diario nos acechan? ¿Vería Dios pureza en nuestro interior si observase nuestros ojos? ¿Podría ver que después de conocerlo no hemos tenido otro amor aparte de él? ¡Y pensar que a pesar de la respuesta nos seguiría viendo hermosos!

Contribución de R.M para Amigo Universal

1 comentario en “¡Qué hermosa eres, amor mío, qué hermosa eres!”

  1. Roberto Mendoza

    El amor incondicional de Dios, que vio belleza en su creación y no dudó en dar su vida por nosotros. ¡Qué bendiciones saber que mis errores fueron lavados por la sangre de Cristo! Es justo eso lo que celebramos en Navidad: el nacimiento de nuestra esperanza.

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