ENCIERRO O APERTURA

Si no os hacéis como niños no entraréis…”  Mateo 18:3

El niño lo ve todo con asombro, acepta lo que le dan, no tiene temor ni siquiera a la muerte porque aún no la vislumbra, para él todo es prístino, todo es nuevo. Ese gesto de apertura lo fuimos perdiendo a medida nos dieron la vuelta y nos tornaron a las formas a lo no abierto. De forma hermosa lo expresa el poema de Rilke:

“… porque al temprano niño ya le damos la vuelta y le obligamos a que mire hacia atrás, a las formas, a lo no Abierto…”

Rainer María Rilke. Fragmento Elegías de Duino, Elegía VIII

A diferencia del hombre, la flor, en su agonía, da su aroma sin esperar que le agradezcan y el hombre la recibe sin tener plena conciencia del milagro que sucede ante sus solos sentidos, y no lo agradece porque ya no se percata de lo bello, de la hermosura que le circunda.

Debemos dar ese paso del cierre a la apertura. La mano cerrada que no contiene nada, el gesto de estar aferrado a algo o a alguien, queriendo retener lo que no nos pertenece. La mano que aruña, que coge, la mano que al arrebatarle lo suyo al otro, le lastima, le humilla, le somete. Esa misma mano es capaz de abrirse poco a poco hasta tener un gesto de recibir, de acogida de apertura, de extenderla al otro para ayudarle a levantarse.

La cualidad de apertura es una cualidad humana, lo observamos en los niños. El estado mental original del hombre es una apertura básica o, lo que es lo mismo, una libertad básica, abierta a la vida y a las cosas que nos rodean, ahora y siempre hemos tenido esta cualidad, hoy es momento de desarrollarla y ponerla en práctica. Cambiemos nuestro encierro por apertura, seamos más bien como niños, extendamos nuestra mano abierta al que nos necesita.

Amigo Universal

1 comentario en “ENCIERRO O APERTURA”

  1. Ana María Mata

    Esta reflexión me llevó a 2006, a aquel retiro donde el sacerdote que lo dirigía insistía en cada meditación: «Tú lo haces todo nuevo». El «tú» se refería a Cristo Jesús. Y mi oración se encamina a pedir la gracia de ver todo con ojos de niño, para poder desvelar esa gran verdad, llena de esperanza y confianza: «Tú lo haces todo nuevo».

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