Con motivo de este viernes santo 15 de abril de 2022. Escrito en mi diario de este día, para ustedes.
Hoy es un día especial para vivirlo en profundo recogimiento y meditación para el mundo cristiano, pero creo que si nos desvestimos de religiones y creencias, podemos disfrutarlo todos, abriendo nuestras mentes y corazones a lo que JESÚS, ese hombre tan especial, que partió la historia en dos, quiso decirnos en su mansaje de salvación, al abrir sus brazos al mundo, desde lo alto de una Cruz, quiso acogernos a todos, blancos, amarillos o morenos, cristianos católicos o evangélicos, protestantes o episcopales, budistas o mahometanos, hindúes o sintoístas, creyentes, agnósticos o ateos.
En una conferencia de Pablo Dórs, escucué una frase, al principio me pareció un poco oscura o pesimista, pero después fue tomando forma en mi mente y en mi vida; él dice “venimos solos y nos iremos solos, nadie podrá acompañarnos”. Creo que es muy cierto. Si miramos a Jesús, así sucede… al final, Jesús se queda solo, todos se han ido. Su madre, aquellas mujeres y Juan están cerca de su pasión dolorosa, pero él está solo, nada ni nadie puede aliviar su dolor, nada podrá cambiarlo, su muerte está cerca, Él es el ‘Anawin’ “el pobre de Yavhe”, con todo lo vive en soledad pero con gozo, él sabe y conoce su misión. Pronto dirá:
«(…) Consummātum est » (Juan 19:10), «se acabó todo» o «Todo está consumado»
Al final de nuestra corta vida, a pesar que nos rodeen o no nuestros seres queridos, morimos y nos iremos solos, nadie podrá ir con nosotros en ese «paso», pero, en un parpadeo volveremos a aquel que nos creó, somos un pequeño pedazo de Él y volveremos a Él por quien fuimos creados y al Invisible, de quien surgimos.
“Después de eso el polvo volverá a la tierra, como antes fue, y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio”
Eclesiastés 12:7
Yo tengo un sueño, tengo una esperanza y es la esperanza de la Resurrección, la cual me hace libre, libre para amar, para ser feliz a pesar de todo, libre para continuar trabajando y viviendo en el Reino, ya no hay temor de dar ese paso solos o acompañados. Cual Jesús, vivimos lo que padecemos en el cuerpo, pero también vivimos alegres porque pronto llegará la luz. Desde ya podemos sufrir como Jesús la Cruz, pero solo el amor transforma el dolor en gozo, con la certeza que nos dio Cristo en la Resurrección.
“Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios”
Hebreos 12:2
Amigo Universal