EL ARCA

«Entraron un macho y una hembra de cada clase, tal como Dios se lo había ordenado a Noé y después el Señor cerró la puerta del arca. El diluvio duró cuarenta días. Al subir el agua, la barca se levantó del suelo y comenzó a flotar.»


Génesis 1, 16-17

 

En esta espera «obligada» que no es casualidad que sea en el tiempo de cuaresma, semana santa y pascua, he visto como hemos entrado TODOS sus hijos nuevamente al arca en nuestras casas, y es el mismo Dios quien «ha cerrado» la puerta del arca, de tu casa, de tu vida, para protegernos una vez más, pero es aquí en este lugar, para unos no es el mejor lugar pero para Dios es el lugar perfecto para cuidarte, para que aprovechemos que la prisa ha muerto y que las cosas que antes veíamos importantes ahora sabemos que no lo son, en este silencio aprovechemos para encontrarnos con nosotros mismos, para aceptarnos, para perdonarnos, para amarnos y en este descubrimiento más temprano que tarde lo encontraremos, si ahí en el silencio de nuestra vida nos está hablando, nos está enseñando, nos está transformando.

Estando en esta arca, se vienen a mi mente dos arcas más, el arca de la Alianza dictada por Dios a Moisés para que colocara los instrumentos sagrados que simbolizaban su presencia, y como es que desde ahí Dios dirigió a tantas batallas que fueron ganadas siempre y cuando el arca fuera delante de su pueblo. Y el Arca de la Nueva Alianza.

Reflexionando creo que nosotros, hemos abandonado el Arca de la Alianza, y ahora vamos a la batalla sin Dios, peleando con las armas equivocadas y por eso que perdemos una y otra y otra vez, frente a nuestros enemigos, nos hemos llenado de miedo, de duda, de autosuficiencia, de rencor, de odio y hemos rechazado que habite en nosotros el único que puede salvarnos, hay tanta independencia que ahora vivimos sin esperanza.

Y es así, en esta época de Pascua, el arca de la «Nueva» alianza se hace presente, y toca a nuestra puerta, unos lo vieron subido en un carro, en procesión, mientras pasa frente a sus casas y barrios, a algunos nos ha encontrado dormidos, a otros tristes y con miedo, pero es aquí en este momento de mayor debilidad humana, donde la presencia sagrada de Dios se vuelve tan imprescindible, volvámonos a Dios ¿qué estamos esperando para entrar en el arca de la salvación? ¿qué esperamos para poner nuevamente en el lugar correcto el arca sagrada, donde la presencia de Dios nos dará la victoria?

María, el arca de la nueva alianza nos enseña el camino «Hagan todo lo que el les diga», es en Jesús, donde podemos encontrar la respuesta a todas nuestras interrogantes, donde seremos libres de nuestros miedo, donde seremos encontrados por el Príncipe de la Paz y reconoceremos que solamente con Él podemos obtener la victoria en nuestras vidas, ya no se trata de morir o vivir sino de resucitar, tú y yo que estamos muertos, porque Dios es un Dios de vivos, el tiempo es el aquí y el ahora, no hay otro momento, aquí y ahora.

 

Marcelo Huezo

Una colaboración para amigouniversal.com

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