Padre,
En tus manos me pongo.
Haz de mí lo que quieras.
Por todo lo que hagas de mí,
te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo,
con tal de que tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi alma entre tus manos,
te la doy, Dios mío,
con todo el ardor de mi corazón
porque te amo
y es para mí una necesidad de amor
el darme, el entragarme
entre tus manos sin medida,
porque Tú eres mi Padre. Amen
Charles de Foucauld
No creo que exista otra declaración de fe y entrega más difícl que ésta. Charles, vizconde de Foucauld, lleno de riquezas y privilegios lo abandona todo seducido por el carpintero de Nazaret, lo hace por amor al más pobre, sin distinción de género, raza, credo o religión.
El abandono es cerrar mis oídos a lo que me dice el mundo y escuchar únicamentel la voz de mi corazón, la voz de mi Dios. Y es, en estos momentos que vivimos, cuando es más difícil, porque el mundo me dice «no habrá dinero, no habrá alimentos, protégete». Abandonarme es no escuchar esas voces y confiar plenamente en la providencia del Señor, en mi Dios que me provee y me sana, en su amor y misericordia, en su protección… es decirle «Yo confío en TI»
Esta oración me cuestiona, me interpela y me confronta ¿y a ti?
Bella reflexión muy cierta
Gracias por la palabra de fé en estos tiempos malos y de pesimismo. Entregarnos a Dios es uno de los hechos más condicionados del humano… Pareciera que es Dios quien lucha por conquistar nos, cuando en realidad quien debería conquistar sus favores somos nosotros. El, sin embargo, nos sigue cubriendo con ellos sin que exigirnos nada a cambio.
Que lindo comentario Roberto. gracias. Quiero que este sitio (Blog) sea una tarima, un lugar público donde podamos expresar nuestro sentir espiritual, con esa libertad que nos hace tanta falta. Este es un lugar de encuentro de una comunidad que ora y que quiere ayudarse y apoyarse el uno al otro. Todos sabemos que necesitamos ir a la FUENTE (a DIOS a través de la oración) pero paradójicamente nos cuesta ir, por eso debemos ayudarnos. Muy acertado cuando dices «Pareciera que es Dios quien lucha por conquistarnos…», muy acertado.
Antes de conocer este sitio no tenía idea sobre la existencia de Charles de Foucauld, le agradezco mucho por todos los aportes que está haciendo en mi vida por medio de la transmisión de su conocimiento acerca de este gran hombre y de discípulos suyos como Pablo d’Ors. Sin lugar a duda, por difícil que sea, quiero comenzar a adentrarme en el desierto y abandonarme en nuestro Padre para poder dar un poco de luz y ser un poco de sal para los demás.
Que bueno Miguel, este es el mejor momento. Un momento en nuestra existencia en donde se nos «obliga» a ir al desierto. Al Desierto de mi «mismiedad», al desierto de ir a buscar en la soledad a ese Dios que, primero, lo encontraré dentro de mí, en la confrontación de mi miseria, de mi dolor, de mi falso yo, de ese hombre o mujer que me mira desde el espejo día a día. No puedo ir en rescate de mi hermano si antes no he ido a rescatarme a mi mismo.