CARTAS A LUCIA (1)

Comparto con ustedes escritos muy personales, cartas íntimas a mi hija Lucía. 

7 de octubre de 2018

Lucía:

«Hoy tuve una plática con Jesús… Él me miró con sus ojos llenos de amor, me escuchó atentamente y me mostró sus llagas, sus heridas… y el amor surgió»

Diario personal

Cada vez comprendo mejor la frase de Simone Weill que dice «amar es estar atento». No ha sido nada fácil para mí, el estar atento a Dios. Mi vida, saturada de activismo y ruido, discurría lentamente entre preguntas sin respuestas, gritos como el de J.P Sartre: El Ser y la Nada!!! Pero un día, la gruesa pared se derrumbó. Yo vivía dormido. Jesús, con amorosa paciencia me fue buscando hasta que un día irrumpió en mi roto corazón para quedarse a vivir en Él por siempre.
 
Durante mis Ejercicios Espirituales (EEI) de este fin de semana, Él me habló, directamente a lo más profundo de mi ser. Aquella conversación con Piri -quien asiste al padre Carlos Manuel en los EEI- me hizo comprender que mi paso por este mundo, solamente tendrá sentido en el amor y entrega al próximo, al que sufre en el anonimato, en la soledad de un hospital o en el oscuro callejón de un sombrío barrio olvidado. Es en ese preciso lugar, compartiendo su dolor, en donde cobra vida el Evangelio de Jesús de Nazaret «Lo que hiciste por uno de estos pequeñitos, por mí lo hiciste» (Mateo 25:40). Al escuchar la historia de Piri y ver su vida – sumergida en una entrega de amor, a pesar de su doloroso pasado y la pérdida de su hijita de doce años – comprendí el misterio del dolor, que roza mi piel produciendo amor. Es en la experiencia del dolor, desde donde surgirá la fuente en mí, que saciará la sed para llevar consuelo a mi hermano que sufre, no hay otra manera, no conozco ninguna otra, quien no ha sufrido en carne viva el dolor tendrá dificultades para ayudar y llevar consuelo y fortaleza a otros. Jesús, nuestro mejor ejemplo, padeció dolor y sufrimiento para que ahora tengamos consuelo, esperanza y salvación. Pero también resucitó y ahora su semilla germina en mí y da frutos. 

«Amar es estar atento» – Simone Weill

Todos sabemos que el fuego quema, pero solamente metiendo mi mano en el fuego, sabré, por experiencia propia, que el fuego quema. Todos sabemos que el agua sacia la sed, pero solamente tomando un vaso de agua fresca en un día caluroso de verano podremos saber lo que el agua sacia la sed. También se que solo los libres liberan y que solo los amados aman, por tanto, en la experiencia del dolor, es desde mejor palpo el amor de Dios. 
Sí, Lucía, no busques a Jesús solamente en la algarabía y la fiesta, en la abundancia y los placeres de la vida, en el evangelio de la prosperidad, donde mejor lo encontrarás, será en el rostro del que sufre y que alza su mano suplicante.  Si lo haces así y si estás atenta sin distraerte, de pronto lo verás pasar y tendrás una hermosa conversación con Él y no querrás irte de su lado, lo escucharás mirándolo a los ojos, como quien mira a su Príncipe Azul, escúchalo hablar atentamente, sentadita a sus pies. Esa es la experiencia del amor al que sufre.

Recuerda siempre «amar es estar atento»

Amigo Universal

*Estas entradas de la serie «Cartas a Lucía» están dedicadas a nuestros niños enfermos: Angie, Carlos, Marito, Lucía, Henrriette, Kay, Pipe, Sofi, Juan Carlitos, Ricky, Victor, y muchos que no alcanzo a escribir. Pero también a los que se fueron: Claudita, Raulito, Cheyo, Edu, Gerar, Mario, Jorgito… todo nuestro amor y respeto a ellos y sus padres.

*La experiencia del dolor nos motivó a mi esposa, mis hijos y a mi, a crear una fundación de ayuda al niño enfermo terminal o al que sufre un problema crónico, especialmente en el acompañamiento a sus padres. La Fundación se llama «Manos de Esperanza»