ADIÓS AÑO 2020 ¿QUÉ ME DEJASTE?

Este año, en un chequeo médico de rutina me detectaron problemas en mi sangre, con los antecedentes de mis padres que murieron de cáncer, mi madre de un linfoma en su médula y mi padre en los ganglios, y con algunos indicadores que podrían apuntar hacia esa enfermedad, no tuve más que detenerme a meditar en cómo estaba llevando mi vida. Cuando das vuelta en la esquina y de pronto te encuentras que una oscura sombra, que podría ser la muerte, te cierra el paso, las cosas se miran desde una perspectiva diferente. Todo parece distinto, lo que importaba tanto ya no importa, los afanes que ocupaban tus pensamientos son sustituidos totalmente por cuestionamientos trascendentes, existenciales, piensas en el tiempo que le diste a la familia, los amigos, tu vida interior. Tus proyectos no son otra cosa que castillos en el aire, lo último que deseas es pasar más horas en la oficina. También me dije “La vida puede terminar en cualquier momento: con COVID o sin COVID”

La vida no es más que un soplo, nos afanamos demasiado por el día de mañana; viviendo en un futuro que no existe, que es una ilusión, un espejismo; asustados corremos de un lado a otro, cual niño queriendo atrapar el viento, dejamos de vivir el presente que es la vida misma, que sólo existe infinita y eterna en este preciso momento. Si morimos hoy, el mundo seguirá igual como si nada hubiese sucedido y nadie se acordará de nosotros, no más, unos cuantos años después de nuestra muerte. A esto, algunos le llaman la Ley de la Insignificancia Humana. O como dijo el Predicador:

“Me puse luego a considerar mis propias obras y el trabajo que me había costado realizarlas, y me di cuenta de que todo era vana ilusión, un querer atrapar el viento, y de que no hay nada de provecho en este mundo” (Eclesiastés 2:11)

Luego de un año que se va dejando honda huella en nuestras vidas, seguimos en pie. Seguimos en pie, a pesar de las pérdidas de seres queridos, a pesar del dolor. Seguimos en pie a pesar de la prensa y los noticieros manejados por esta civilización que agoniza. Es aquí donde podemos encontrar la ganancia que hay escondida tras la cortina de la incertidumbre y de las dudas, a pesar de nuestros miedos pudimos sobrevivirlos aferrados a la esperanza, aprendiendo a vivir como Jesús, un día a la vez, un momento a la vez, haciendo de cada instante una experiencia nueva, porque Dios se encargará de todo lo demás.

“Miren las aves que vuelan por el aire: no siembran ni cosechan ni guardan la cosecha en graneros; sin embargo, el Padre de ustedes que está en el cielo les da de comer. ¡Y ustedes valen más que las aves!  En todo caso, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora?” (Mateo 6:26-27)

Así he decidido vivir yo este año que comienza, lo recibiré con mi rostro sonriente, aunque pueda que corra una lagrima por mis mejillas. Lo recibiré con fe y esperanza, reconociendo que mi vida solo depende de Dios.

¡Bienvenido año 2021!

Con mucho cariño les deseo a todos ustedes un feliz año nuevo, amigouniversal.com

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.