«Señor, hoy vengo a Tí, seducido por tu amor. La iniciativa es tuya, no mía ¿Qué quieres de mí?»
«Alma de Cristo, Santifícame… » – Ignacio de Loyola
Yo soy cuerpo, alma y espíritu. Mi alma es mi mente y mis pensamientos, lo que me habita. Este lugar suele estar lleno de todo tipo de emociones, pasiones, deseos y apegos que dividen mi SER y me fragmentan, me hacen un ser disperso. Cuando Ignacio de Loyola me invita a decir «Alma de Cristo» en su oración bella, entonces estoy invocando al Espíritu Santo, para que sea el pensamiento de JESÚS el que me innunde. Por eso puedo repetir «Alma de Cristo santifícame» porque eso hará que mi mente se vacíe del mundo y se llene de Dios.
Comencé probando una madrugada, sentado en mi sillón, en el silencio y el frío… respiraba y decía «Alma de Cristo» luego sacaba el aire y exclamaba como un susurro «Santifícame»… Luego de hacerlo muchas veces, la paz vino y me llevó muy lejos de este mundo, desde entonces es como una droga que te crea una necesidad, una dependencia de querer gustar esos espacios a solas y volver a llegar a la experiencia de estar con él,,, no hay palabras.
Conocí a Ignacio un día de octubre del 2013 cuando llegó a mis manos un librito que compré por error en una tienda virtual. El libro se llama «DESAFÏO». Estaba estructurado de tal manera que pudieras vivir los ejercicios espirituales de San Igancio de Loyola de una forma «light», incluso para hacerlo durante la vida diaria. Este libro escrito por el jesuita Mark Link me llevó a concer a ese hombre extraordinario llamado Ignacio o Iñigo.
Hoy día, mi retiro de silencio, una seamana al año en total silencio, sin oficina, sin familia, sin celular, sin internet, acompañado con otros compañeros con quienes lo hacemos (sin hablar entre nosotros), es una fuente de energía y de renovación… creo que me ha ayudado a caminar. Esto lo hacemos acompañados de un guía espiritual, en un centro de retiros. Es una maravilla!!!
Hoy quiero invitarte que me escribas. En el Centro Loyola podemos usar tiempos para orar y meditar por horas o en retiros cortos de un día, o también podemos hacer el retiro de una semana. Vamos y hagamos la experiencia juntos!!!
Sin dud
Leo esto en medio de la cuarentena impuesta por la pandemia. Conocí a Ignacio llevada de mi entusiasmo por el papa Francisco. Encontré en Ignacio una inspiración para no sentirme fracasada cuando «mis» esfuerzos por servir a Dios no daban el resultado esperado. Con él conocí la importancia de «peregrinar» sin desanimarme y de dejarme guiar por el Espíritu Santo. Me apunto a esos retiros a los que haces referencia
Gracias Ana, ya te vi suscrita. La idea es formar una comunidad de orantes en el silencio, juntos, acompañarnos en la aventura del encuentro con Dios, pero individualmente, en el mar, las montañas, los lagos o en algún lugar retirado cerca de las nubes, igual en la ciudad y en la cotidianidad. Lo que pretendo es que aprendamos a estar a solas con Dios y a escuchar su voz para ser transformados por su Espíritu. Dios sabrá cuando será la fecha en que podamos hacerlo. Por el momento a los suscriptores de AmigoUniversal les estaré enviando personalmente literatura para ir formando esta hermosa comunidad de adoradores y amigos del desierto y del silencio. Muy similar a un retiro ignaciano.