He pensado mucho en compartir la introducción de mi librito testimonial DIARIO DE UN HOMBRE COMÚN o FESTINA LENTE ¿por qué? pues porque son cosas muy personales e íntimas que dispuse escribir en un libro y que me he tardado cinco años en publicar, porque, a la fecha, hay en mí un conflicto interno para hacerlo. Finalmente he decidido hacerlo y publicarlo bajo el pseudónimo de FAUSTO EMILIO COBOS. Fausto y Emilio son los nombres de mis abuelos y Cobos es el segundo apellido de mi madre. Espero que lo aprecien y atesoren, porque, esta introducción del libro, sale completamente de mi corazón abierto de par en par a todos ustedes, con el único propósito que sea de ayuda para quienes viven el dolor de una «prueba», especialmente en la salud de un ser querido.
INTRODUCCIÓN
“Festina Lente”
Yo no soy digno de escribir sobre espiritualidad, ni siquiera sobre la mía, es por esa razón que éste libro no es un libro sobre espiritualidad, es un libro que resume, en fragmentos, la vida de un hombre común, que ama, vive, sufre, tiene deseos y aspiraciones, comete errores, peca, tiene éxitos y fracasos, lucha por ser cada día mejor, busca a Dios, lo encuentra y lo pierde de vista, se convierte y se desconvierte; un día se cree fortalecido espiritualmente pero le sobreviene la calamidad y se da cuenta de su incapacidad para ser como el cree que Dios y los demás, esperan que sea.
Ese hombre soy yo, “…humano, demasiado humano” y este libro es una recopilación de vivencias a lo largo de mi vida, reflexiones y oraciones, momentos en donde he tenido períodos de mucha alegría y de mucha tristeza, situaciones muy íntimas y muy personales que he querido compartir con los demás. Luego de un largo y apesadumbrado conflicto interno para hacerlo, llegué un día a la convicción que no puedo callarme las cosas que Dios ha hecho en mi vida y en la de mi familia, que aunque quiera callarlas por pensar que no soy digno de algún reconocimiento humano o por mi falta de humildad al expresar mis defectos y debilidades, hay una fuerza que arde dentro de mí, que me obliga a contar lo que Dios ha hecho por mí: “…traté de contenerlo y no pude” (Jer 20:7-9), así que no encontré mejor fuente que mi diario personal y mis escritos, los cuales están compuestos de reflexiones, enseñanzas que escribí para mis alumnos del Ministerio de Enseñanza y gotas de sabiduría popular recogida en la calle, apuntadas y almacenadas por años en diferentes momentos y lugares, enriquecido por la lectura meditada de libros de autores como, San Benito de Nurcia, San Agustín, Anselm Grun, Carlos G. Vallés, Carlo Carretto, y ya no digamos el libro de libros, la base de todo, las Sagradas Escrituras. Tampoco he menospreciado la sabiduría de grandes hombres que, aunque algunos no profesan mi fe, no dejan de ser grandes maestros para la humanidad, algunos han sido despreciados por profanos, pero he aprendido que en la vida hasta lo que no sirve, sirve, depende de la actitud y la apertura de mente con que yo lo reciba, como San Pablo enseña, “Sométanlo todo a prueba y retengan lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21)
Pienso que en la vida de todo hombre y mujer, existe un punto de inflexión, un antes y un después que marca el inicio y final de ciclos que se repiten cada cierto número de años, no son períodos uniformemente distribuidos en el tiempo, pero aparecen sin avisar y así se cierran. Cada cambio de ciclo está relacionado con una situación o dificultad, que llamamos “pruebas” que pueden ser o no dolorosa, que en ocasiones se convierten en sufrimientos, los cuales producen cambios, éstos puede ser para bien, si nosotros lo queremos o lo deseamos, o pueden ser para mal; a este proceso algunos lo llaman de madurez, otros de crecimiento espiritual, a mí me gusta más llamarlo progreso espiritual. En éste libro no hablaré de otro caso que no sea el mío, mi intención es compartir como he ido viviendo esos ciclos, algunos de ellos han tatuado profundamente mi corazón de manera imborrable, otros han gastado mi armadura y agotado mis fuerzas, pero eventualmente he ido reconociendo -aunque a veces de manera un tanto borrosa- la voluntad de Dios, la cual siempre ha sido buena y perfecta (Rom 12:2); no ha sido fácil, pero al escribir he ido experimentando que cada día yo necesito redescubrirme, que cada día necesito convertirme y así poco a poco ir transmutando el pensamiento viejo en pensamientos nuevos. Esto es un proceso lento, simple pero no fácil, que con un poco de buena voluntad puedo experimentar la gracia de Dios de una manera diferente cada día. Pero esto es poco a poco, como muy bien lo expresa la frase latina Festina Lente, que significa “despacio que llevo prisa”, no debo querer ser hoy lo que seré mañana, no debo apresurar nada, no hay que correr, hay que caminar y esperar, que poco a poco te darás cuenta que has llegado más lejos de lo que pensabas.
Jean Lafrance, un contemplativo de nuestros tiempos dice “Libérate de tus prisas: el desarrollo de tu vida no es en ti una propiedad natural o una conquista orgullosa de la voluntad, sino un don de gracia. Todas tus miserias vienen del choque de tus puntos de vista personales, cortos y limitados, y la voluntad de Dios amplia y espaciosa. Quieres realizarte según un plan que has concebido en tu pequeño taller de perfeccionamiento, y Dios tiene para ti un designio de amor mucho mejor. Abandona tus pretensiones de querer construirte y deja hacer a Dios, aunque no comprendas su plan. Jamás se te ocurrirá juzgar una obra de teatro al final del primer acto. Al fin de tu vida te maravillarás del proyecto de amor de Dios para contigo.”
Diario de un Hombre Común, Festina Lente, es el testimonio de un hombre común y corriente, uno más entre los mortales, nadie tan especial, nadie que pretenda ser alguien, solamente eso…uno más, un hombre común.
FAUSTO E. COBOS
*la fotografía de la portada, es el pasillo del hospital Miami Childrens Hospital, en el área de Cuidados Intermedios adonde vivimos muchos meses, en el año 2011
Gracias estimado y muy querido por compartir su vivir para ayudar a otros y sin dudas a mí a entender tan profundamente mi pasaje x este tiempo. Gracias. Mucho éxito. Bendiciones mil. Gracias x ser especial y traer luz a mi hoy através de su diario vivir. Gracias. Abrazo
Gracias por compartir el proyecto, Juan. Dios bendiga tus intenciones y las convierta en un fruto que sea para la edificación de nuestras vidas como creyentes.